Despierta un amanecer salvaje
audaz, trepidante, latente.
Condición final para la búsqueda infinita.
Aparentes ilusiones, dificultosas sensaciones.
Una seguridad infundada, tal como lo soñó
aquella emperatriz desesperada.
Una luz ilumina tu rostro
Hada de las tempestades.
Circunferencias en el rincón
de un alma ya sin pena.
Voz de esa madrugada,
crea en mí esta tempestad absoluta.
*Octubre 2004
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