Un marroquí grito en su aldea:
“ya no vale la pena vivir”
Un árbol en Francia respondió:
“quizás”
Y así prosiguió el destino
de esas almas en penas
buscando algo, una perdiz,
o las montañas cerca de los cipreses
enmarcados de luz
*marzo 2008
domingo, 4 de mayo de 2008
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