domingo, 12 de agosto de 2007

Melodía número once

Estoy viendo como cae la lluvia sobre un cuadro imaginario,
sol de ayer que creciste oyéndome morir,
sabor a miel, o no.

Estamos ajunglados sobre plantas rosas de luz,
y sin querer plantamos orgías multicolores
para saber lo que es la soledad.

En verdad deseo volver a tu voz,
pero la circunstancia dice:
“Ven, acaricia mi luna, mi tierra mojada...”;
tal vez sean tus labios
o tus verdes ojos que se volvieron negros.
¿Por la soledad o por la cruz salvaje?

Mira mis dedos, ¿ves?,
están sangrando por un amor, tu amor.

Vamos, creo en tu luz,
a pesar de que ya no me hables,
solo escucho la infinita dulzura del látigo de tus reproches.

¿Inconsciente yo?
Sólo quería quererte y me tomaste por la espalda,
sólo sentía amor y ahora siento amor.

¿Qué ironía inconclusa, que verdad absoluta?,
o no es así que los pájaros caen.

En dos veces pienso y digo:
“Giras en mi cabeza
como el que no estuvo
sobre el unicornio que fluye de mi garganta”.

*? 2001

1 comentario:

Luli Jones dijo...

geniales palabras azuladas

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