jueves, 24 de julio de 2008
Don Pablo
Te vi sentado junto a la orilla
pensando en algo lejano.
Las cumbres ostentosas se desdibujaban cerca del mar
y tus ojos, negros y extraños,
apreciaban su contorno como algo celestial.
Las sinfonías de esa pianola
estremecían la triste tarde de Sirela.
Los pescadores juntaban sus redes,
tristes redes, según Mario.
Y al fin brotó como un humedal la lagrima roja,
al fin desenterró tinieblas,
al fin dejó las mareas, y fue a caminar.
A caminar por el muro aquél,
Que ya no está.
*Julio de 2008
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